Este trabajo lo escribí, en el 94 del siglo pasado, como resumen de un fantástico curso sobre medio ambiente urbano que organizaron en el departamento de geografía de la universidad de Zaragoza, los no menos fantásticos profesores Paco Pellicer y Jose María Marín. El curso se desarrollaba las tardes de los martes, de cinco a nueve, durante varios meses. Acudir desde Valencia era toda una odisea. Podía coger un autobús que salía de Valencia a las diez de la mañana y llegaba a Zaragoza a las tres de la tarde, y para volver salía de Zaragoza a las diez de la noche y llegaba a Valencia a las tres de la madrugada. La otra opción era ir en coche. Era tan pequeño y utilitario que tenía que parar tres o cuatro veces para poner recta la espalda. No sé lo que era peor. Sin embargo, repetiría sin dudar la experiencia. Todas las sesiones tenían intensos debates y aún consulto a veces la documentación recogida.
Por la intención temporal del texto, reconozco que la tipografía no es cómoda de leer, y como no dispongo del original, tan solo puedo ofrecer esta versión pasada por el escáner. Sin embargo cada vez que vuelvo a leer este texto, pese al sutil cachondeo que esconde, no puedo dejar de entristecerme viendo lo escrito hace más de veintidós años acerca de una ciudades que ahora, más que nunca, buscan desesperadamente salvarse del caos, el hacinamiento, el humo, el ruído y el insufrible disconfort. Tampoco era adivino. Era lo que ya se hacía en muchas partes mientras aquí nadie quería enterarse.
Que ustedes lo disfruten: Crítica de la Razón Cívica